viernes, 30 de julio de 2010

LOS BERSERKIR

Los berserker eran guerreros vikingos que combatían semidesnudos, cubiertos de pieles. Entraban en combate en trance, poseídos por el odio, insensibles al dolor, y llegaban a morder sus escudos y a echar espuma por la boca (se ha dicho que padecían de epilepsia). Se lanzaban al combate con furia ciega, incluso sin armadura ni protección alguna; hasta se dio el caso de que se lanzaban al agua antes de tiempo de un drakkar y se ahogaban sin que nada se pudiera hacer. Su sola presencia atemorizaba a sus enemigos e incluso a sus compañeros de batalla.

El origen etimológico de esta palabra es incierto, una teoría dice que deriva de "berr" (desnudo) y "serkr" (prenda de vestir, similar a una camisa). Otra teoría afirma que deriva del germánico "berr" (oso) ya que solían usar pieles de animales (osos, lobos y venados).[1]

Se cree que su resistencia e indiferencia al dolor provenían del consumo de hongos alucinógenos (amanita muscaria), o por la ingesta de pan o cerveza contaminados por cornezuelo del centeno, con alto contenido en compuestos del ácido lisérgico, precursor del LSD.

Los vikingos consumían cerveza con beleño negro, planta alucinógena de la familia de las solanáceas. Es posible que consumieran dichas cervezas para entrar en combate. El beleño produce una sensación de gran ligereza, parece que uno pierde peso y se siente tan ingrávido que acaba creyendo que se eleva por los aires. Como la belladona, causa furia y violencia, no raramente acompañadas de carcajadas delirantes; los alcaloides de esta planta son altamente tóxicos y pueden ocasionar el coma o la muerte.

En cierto modo, la religión de estos grandes guerreros también les influenciaba a tener una gran furia en combate. Sus dioses, todos ellos guerreros, exigían - para alcanzar el más puro de los paraísos a su alcance - tener la muerte más noble en la batalla.

Su muerte era una fiesta, no un conjunto de penas: el guerrero era conducido a una gran barcaza de madera en la cual iniciaría el viaje al Valhalla. Se dejaba llevar corriente río abajo, mientras la barca ardía. Muchas esposas de estos guerreros se introducían vivas en esas barcas y atravesaban su pecho con una espada, para poder alcanzar así la misma suerte que sus maridos.

Llegaron a componer una guardia personal (no más de una docena) al servicio de varios reyes vikingos. Fueron marginados por la sociedad por considerárseles locos, y una leyenda que recorría los países nórdicos contaba que se convertían en hombres lobo, lo que motivó que se les temiera más y se les recluyera, ya en la cristiandad, por considerarlos poseídos por el diablo.

lunes, 26 de julio de 2010

QUIEN MATO A RASPUTIN?

Grigori Yefímovich Rasputin (en ruso: Григо́рий Ефи́мович Распу́тин) (22 de enero de 1869 – 29 de diciembre de 1916) fue un místico ruso con una gran influencia en los últimos días de la Dinastía Romanov. Aunque tradicionalmente en español es más conocido como Rasputín, la pronunciación correcta en ruso, es Raspútin. También fue conocido como «el Monje Loco».

En su lugar de origen pretendía darse una apariencia de Jesucristo y tenía fama de sanador mediante el rezo, razón por la cual y gracias a una amiga de la zarina llamada Anna Výrubova, en 1905 fue llamado al palacio de los zares para curar la grave enfermedad de su hijo único Alexis Nikoláyevich, que padecía de hemofilia. El zarevich efectivamente mejoró —algunos investigadores sostienen que fue mediante hipnosis— y la familia Romanov, especialmente la zarina Alejandra, cayó bajo la influencia de este controvertido personaje.

Muy atacado por cortesanos y nobles que se sintieron sobrepasados en sus intereses, los rumores que propagaron sirvieron de alimento para los revolucionarios enemigos del régimen zarista. El zar sólo le toleraba en la medida que la zarina lo aceptara, aunque no había decisión del zar que no pasara por la supervisión de él. Durante la Primera Guerra Mundial fue acusado de ser un espía alemán y de influir políticamente en la zarina, que era de ascendencia alemana, en sus nombramientos ministeriales cuando el zar estuvo ausente por la guerra. Este hecho fue desastroso para la permanencia del régimen zarista.

Asesinato de Rasputín

El príncipe Félix Yusupov (que según se dice era un homosexual atraído por Rasputín) y el primo del zar, el gran duque Demetrio Románov decidieron finalmente asesinarle en Petrogrado la noche del 29 al 30 de diciembre de 1916 para acabar con su influencia sobre la princesa alemana.

Finalmente, tras varios intentos previos de acabar con él, Rasputín murió 24 días antes de haber cumplido los 48 años de edad. El príncipe Yusúpov escribió posteriormente un relato en donde contaba punto por punto los sucesos ocurridos en la última noche de Rasputín. Pues, al parecer el monje ruso primero fue envenenado y más tarde tiroteado, y cuando lo creían muerto, envolvieron su «cadáver» en una alfombra y lo tiraron al río Neva. Pero luego, en la autopsia, se descubrió que murió ahogado. Durante su asesinato le cercenaron su pene (de grandes dimensiones,28.5 cms.) y sus testículos, que se conservan actualmente en el Museo Erótico de San Petersburgo.
Investigaciones recientes ofrecen la versión de que para el asesinato de Rasputín, se contó con la participación de los servicios secretos británicos, en donde un agente que residía por entonces en Petrogrado, llamado Oswald Rayner, bajo el mandato de otro agente, llamado John Scale, participó directamente en el asesinato de este personaje.
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miércoles, 21 de julio de 2010

LOS CATAROS O ALBIGENSES

El catarismo es la doctrina de los cátaros (o albigenses), un movimiento religioso de carácter gnóstico que se propagó por Europa Occidental a mediados del siglo X, logrando asentarse hacia el siglo XIII en tierras de Languedoc, donde contaba con la protección de algunos señores feudales vasallos de la corona de Aragón.

Los llamados cátaros eran un movimiento religioso-cultural, propulsor de un nuevo orden social a partir del ascetismo.

Con influencias del maniqueísmo en sus etapas pauliciana y bogomila, el catarismo proponía una dualidad creadora Dios y Satanás. En respuesta la Iglesia Católica consideró sus doctrinas como heréticas.

Tras una tentativa misionera, y frente a su creciente influencia y extensión, la Iglesia terminó por invocar el apoyo de la corona de Francia, para lograr su erradicación a partir de 1209 mediante la Cruzada albigense. A finales del siglo XIII el movimiento, debilitado, entró en la clandestinidad, pero desde la segunda mitad del siglo XX, el catarismo es objeto de investigaciones y de un esfuerzo por integrar su recuerdo a la identidad de las regiones donde se encontraba su foco central de influencia: el Languedoc y la Provenza, regiones del "Midi" o tercio sur de Francia.
Etimología
El nombre «cátaro» viene probablemente del griego καθαρός (kazarós): ‘puros’. Otro origen sugerido es el término latino cattus: ‘gato’, el alemán ketter o el francés catiers, asociado habitualmente a "adoradores del diablo en forma de gato" o brujas y herejes. Una de las primeras referencias existentes es una cita de Eckbert von Schönau, el cual escribió acerca de los herejes de Colonia en 1181: «Hos nostra Germania cátharos appéllat».

Los cátaros fueron denominados también albigenses. Este nombre se origina a finales del siglo XII, y es usado por el cronista Geoffroy du Breuil of Vigeois en 1181. El nombre se refiere a la ciudad occitana de Albi (la antigua Álbiga). Esta denominación no parece muy exacta, puesto que el centro de la cultura cátara estaba en Tolosa (Toulouse) y en los distritos vecinos. También recibieron el nombre de «poblicantes», siendo este último término una degeneración del nombre de los paulicianos, con quienes se les confundía.

Otra denominación empleada para referirse a los cátaros es "la secta de los tejedores".

[editar] Orígenes
Las doctrinas cátaras llegaron probablemente desde Europa oriental a través de las rutas comerciales. Los albigenses también recibieron el nombre de búlgaros (Bougres) y, al parecer, mantuvieron asimismo relaciones con los bogomilos de Tracia. Parece ser que sus doctrinas tuvieron grandes similitudes con las de los bogomilos e incluso más con las de los paulicianos, con quienes estuvieron conectados. Sin embargo, es difícil formarse una idea exacta de las doctrinas cátaras, ya que existen pocos textos cátaros. Los escasos textos cátaros que aún existen (Rituel cathare de Lyon y Nouveau Testament en provençal) contienen escasa información acerca de sus creencias y prácticas morales.

Los teólogos cátaros, llamados cáthari (‘puros‘ o ‘perfectos’) y en Francia, «hombres buenos» o «buenos creyentes», fueron pocos en número y practicantes de la ascesis que llevada al extremo los llevaba a la muerte en un estado de pureza. El grueso de los creyentes (credentes) participaba de la comunidad mediante una ceremonia llamada convenenza y a través de la recepción del consolamentum, el bautismo del Espíritu Santo, antes de dicha muerte asistida por el resto del grupo.

Los historiadores atan el inicio del movimiento cátaro con la Escitia antigua, donde San Andrés, según las leyendas rusas antiguas, portó el misterio del Grial a las tierras eslavas como "la fe de los puros y perfectos", "la fe de los hombres buenos". La segunda comunidad del Grial la fundó en la Santa Rusia el príncipe de Kiev, Ascold, al final del siglo IX. Según las apócrifas eslavas, la Madre de Dios, acercándose a Ascold, le pide propagar la fe de Cristo en la Santa Rusia, la fe en el Dios del Amor. Según alguna interpretación, el Cáliz del Grial debía hacerse un símbolo común de enlace del panteón eslavo y cristiano.

El catarismo eslavo ejerció una colosal influencia en la espiritualidad de Rusia. De los cátaros eslavos vinieron los “viejos creyentes” ortodoxos, los herederos del Grial del Monte Athos. El Grial ruso estuvo entre la gran constelación de los sabios sagrados de Óptina Pústyñ, y desde la tradición cátara eslava vino la tradición de Nil de Sora de los sabios "no-codiciadores" de Transvolga. En el siglo X, Rusia era “bautizada” con violencia en la fe bizantina ortodoxa por el príncipe Vladímir. El catarismo, desalojado por Bizancio, a través de Bulgaria partió a Occidente.

Llegados a la Europa occidental, los cátaros difundieron su enseñanza en muchos países. Los primeros cátaros aparecieron en Lemosín entre 1012 y 1020. Algunos fueron descubiertos y ejecutados en la ciudad langüedociana de Toulouse en 1022. La creciente comunidad fue condenada en los sínodos de Charroux (Vienne) (1028) y Tolosa (1056). Se enviaron predicadores para combatir la propaganda cátara a principios del siglo XII. Sin embargo, los cátaros ganaron influencia en Occitania debido a la protección dispensada por Guillermo, duque de Aquitania, y por una proporción significativa de la nobleza occitana. El pueblo estaba impresionado por los Perfectos y por la predicación antisacerdotal de Pedro de Bruys y Enrique de Lausanne en Périgord.

[editar] Creencias
Los cátaros se caracterizaban por una teología dual, basada en la creencia de que el universo estaba compuesto por dos mundos en conflicto, uno espiritual creado por Dios y el otro material forjado por Satán.

Según los autores católicos tradicionales, esta era una característica distintiva del gnosticismo, cierta corriente residual del neoplatonismo (Plotino fue antignóstico), principalmente el maniqueísmo y luego la teología de los bogomilos. Probablemente, esta idea también había sido influida por otras antiguas líneas de pensamiento gnósticas. De acuerdo con los cátaros, el mundo había sido creado por una deidad diabólica conocida por los gnósticos como el Demiurgo. Los cátaros identificaron al Demiurgo con el ser al que los cristianos denominaban Satán. Sin embargo, los gnósticos del siglo I no habían hecho esta identificación, probablemente porque el concepto del diablo no era popular en aquella época, en tanto que se fue haciendo más y más popular durante la Edad Media.

Según la comprensión cátara, el Reino de Dios no es de este mundo. Dios creó cielos y almas. El mundo material, el mal, las guerras y a la Iglesia Católica. Ella con su realidad terrena y la difusión de la fe en la Encarnación de Cristo, era una herramienta de corrupción.

Según los cátaros, los hombres son una realidad transitoria, una “vestidura” de la simiente angélica. Afirman que el pecado se produjo en el cielo y que se ha perpetuado en la carne. La doctrina católica tradicional, en cambio, considera que aquél vino dado por causa de la carne y contagia en el presente al hombre interior, al espíritu, que estaría en un estado de caída como consecuencia del pecado original. Para los católicos, la fe en Dios redime, mientras que para los cátaros exige un conocimiento (una gnosis) del estado anterior del espíritu para purgar su existencia mundana y una transformación personal a partir de dicho conocimiento. No existe en ellos una sumisión a lo dado, a la materia, que no sería más que un sofisma tenebroso que obstaculiza la salvación.

En resumen, el cátaro pretende restituir transitoriamente la vida angélical en el mundo para hacerse, como individuo iluminado, merecedor de una existencia superior. El catarismo supone un cuestionamiento abierto de toda la revelación cristiana, así como de sus ejes filosóficos centrales.

Los cátaros también creían que las almas se reencarnarían hasta que fuesen capaces de un autoconocimiento que las llevaría a la visión de la divinidad y así poder escapar del mundo material y elevarse al paraíso inmaterial. La forma de escapar al ciclo de reencarnaciones era vivir una vida ascética, contemplativa, de autoconocimiento y no ser corrompido por el mundo. Aquellos que siguiesen estas normas eran conocidos como Perfectos. Los Perfectos se consideraban herederos de los apóstoles y tenían el poder de borrar los pecados y conexiones con el mundo material de las personas, de forma que fuesen al cielo cuando murieran.

Comúnmente, la ceremonia de eliminación de los pecados, llamada consolamentum, se llevaba a cabo en personas a punto de morir. Después de recibirlo, el creyente era alentado para dejar de comer a fin de acelerar la muerte y evitar la "contaminación" del mundo. El consolamentum era el único sacramento de la fe cátara.

No tenían ningún rito matrimonial, sino que presentaban una fuerte oposición a este. Según las fuentes inquisitoriales, entre los sectarios estaba permitida la práctica de la homosexualidad (que en esa época se denominaba «sodomía»).

Los cátaros comprendían la virginidad como la abstención de todo lo que es capaz de “aterrar” el compuesto espiritual, como la imagen universal de la vida, que deja realizar el divino potencial. Enseñaban que Dios obsequia los medios necesarios, en primer lugar el misterio del consolamentum (consuelo) o el bautismo espiritual - el sacramento de la obtención del Espíritu Santo – que define y consagra la vida futura de la persona.

Los cátaros tenían también otras creencias que eran contrarias a la doctrina católica. En sus polémicas decían (parafraseando) que Jesús había sido una aparición que mostró el camino a Dios. Creían que no era posible que un Dios bueno (de naturaleza espiritual) se hubiese reencarnado en forma material, ya que todos los objetos materiales estaban contaminados por el pecado. Esta creencia específica se denominaba docetismo. Más aún, creían que el dios Yahvé del Antiguo Testamento era en verdad el diablo, ya que había creado el mundo y debido también a sus cualidades («celoso», «vengativo», «de sangre») y a sus actividades como «Dios de la Guerra». Negando así toda veracidad del antiguo testamento.

Igualmente entendían a su modo el arrepentimiento. No era una penitencia para la redención de los pecados, sino que era la aspiración hacía la perfección. La sed de elevarse al nivel espiritual más elevado, venciendo la naturaleza caída en sí mismos.

Consideraban que no sólo era posible, sino necesario liberarse del pecado antes, y no después, del Juicio Universal; es decir, en el transcurso de la vida.

Una de las ideas que resultaron más heréticas en la Europa feudal fue la creencia de que los juramentos eran un pecado, puesto que ligaban a las personas con el mundo material. Denominar a los juramentos pecado era muy peligroso en una sociedad en la que el analfabetismo era norma común y casi todas las transacciones comerciales y compromisos de fidelidad se basaban en juramentos. De ahí que fueran considerados un peligro para el estado.

Al llegar al siglo XIII, la fe cátara ya entró firmemente en la vida occitana. Los castillos situados en las montañas sobre el mar se hicieron la expresión física de las alturas espirituales, en las cuales habitaban los cátaros.

[editar] Supresión de la doctrina cátara
En 1147, el papa Eugenio III envió un legado a los distritos afectados para detener el progreso de los cátaros. Los escasos y aislados éxitos de Bernardo de Claraval no pudieron ocultar los pobres resultados de la misión ni el poder de la comunidad cátara en la Occitania de la época. Las misiones del cardenal Pedro (de San Crisógono) a Tolosa y el Tolosado en 1178, y de Enrique, cardenal-obispo de Albano, en 1180-1181, obtuvieron éxitos momentáneos. La expedición armada de Enrique de Albano, que tomó la fortaleza de Lavaur, no extinguió el movimiento.

Las persistentes decisiones de los concilios contra los cátaros en este periodo —en particular, las del Concilio de Tours (1163) y del Tercer Concilio de Letrán (1179)— apenas tuvieron mayor efecto. Cuando Inocencio III llegó al poder en 1198, resolvió suprimir el movimiento cátaro con la definición sobre la fe del IV Concilio de Letrán.

Esfuerzos pacíficos para combatir la doctrina cátara
A raíz de este hecho, la posibilidad cada vez más real de que Inocencio III decidiese resolver el problema cátaro mediante una cruzada provocó un cambio muy importante en la política occitana: la alianza de los condes de Tolosa con la Casa de Aragón. Así, si Raimundo V (1148-1194) y Alfonso II de Aragón (1162-1196) habían sido siempre rivales, en 1200 se concertó el matrimonio entre Ramón VI de Tolosa (1194-1222) y Eleonor de Aragón, hermana de Pedro II el Católico, quien, en 1204, acabaría ampliando los dominios de la Corona de Aragón con el Languedoc al casarse con María, la única heredera de Guillermo VIII de Montpellier.

Al principio, el papa Inocencio III probó con la conversión pacífica, enviando legados a las zonas afectadas. Los legados tenían plenos poderes para excomulgar, pronunciar interdictos e incluso destituir a los prelados locales. Sin embargo, éstos no tuvieron que lidiar únicamente con los cátaros, con los nobles que los protegían, sino también con los obispos de la zona, que rechazaban la autoridad extraordinaria que el papa había conferido a los legados. Hasta tal punto que, en 1204, Inocencio III suspendió la autoridad de los obispos en Occitania. Sin embargo, no obtuvieron resultados, incluso después de haber participado en el coloquio entre sacerdotes católicos y predicadores cátaros, presidido en Béziers en 1204, por el rey aragonés Pedro el Católico.

El monje cisterciense Pedro de Castelnau, un legado papal conocido por excomulgar sin contemplaciones a los nobles que protegían a los cátaros, llegó a la cima excomulgando al conde de Tolosa, Raimundo VI (1207) como cómplice de la herejía. El legado fue asesinado cerca de la abadía de Saint Gilles, donde se había reunido con Raimundo VI, el 14 de enero de 1208, por un escudero de Raimundo de Tolosa. El escudero afirmó que no actuaba por orden de su señor, pero este hecho poco creíble, fue el detonante que comenzó la cruzada contra los albigenses.

El Papa convocó al rey Felipe II de Francia para dirigir una cruzada contra los cátaros, pero esa primera convocatoria fue desestimada por el monarca francés, al que le urgía más el conflicto con el rey inglés Juan Sin Tierra. Entonces Pedro el Católico, que se acababa de casar, acudió a Roma en donde Inocencio III le coronó solemnemente y, de esta manera, el rey de la Corona de Aragón se convertía en vasallo de la Santa Sede, con la cual se comprometía a pagar un tributo. Con este gesto, Pedro el Católico pretendía proteger sus dominios del ataque de una posible cruzada. Por su parte, el Santo Padre, receloso de la actitud del rey aragonés hacia los príncipes occitanos sospechosos de tolerar la herejía (e incluso de practicarla), no quiso delegar nunca la dirección de la cruzada a Pedro el Católico. Posteriormente, el rey aragonés y su hermano Alfonso II de Provenza tomaron medidas contra los cátaros provenzales.

La cruzada contra la herejía
En 1207, al mismo tiempo que Inocencio III renovaba las llamadas a la cruzada contra los herejes, dirigidas ahora no sólo al rey de Francia, sino también al duque de Borgoña y a los condes de Nevers, Bar y Dreux, entre otros, el legado papal Pedro de Castelnau dictó sentencia de excomunión contra Raimundo VI, ya que el conde de Tolosa no había aceptado las condiciones de paz propuestas por el legado, en el que se obligaba a los barones occitanos no admitir judíos en la administración de sus dominios, a devolver los bienes expoliados a la Iglesia y, sobre todo, a perseguir a los herejes. A raíz de la excomunión, Raimundo VI tuvo una entrevista con Pedro de Castelnau en Sant Geli en enero de 1208, muy tempestuosa y conflictiva, de la que no salió ningún acuerdo.

Ante lo inútil de los esfuerzos diplomáticos el Papa decretó que toda la tierra poseída por los cátaros podía ser confiscada a voluntad y que todo aquel que combatiera durante cuarenta días contra los "herejes", sería liberado de sus pecados. La cruzada logró la adhesión de prácticamente toda la nobleza del norte de Francia. Por tanto, no es sorprendente que los nobles del norte viajaran en tropel al sur a luchar. Inocencio encomendó la dirección de la cruzada al rey Felipe II Augusto de Francia, el cual, aunque declina participar, sí permite a sus vasallos unirse a la expedición.

La llegada de los cruzados va a producir una situación de guerra civil en Occitania. Por un lado, debido a sus contenciosos con su sobrino, Ramón Roger Trencavel —vizconde de Albí, Béziers y Carcasona—, Raimundo VI de Tolosa dirige el ejército cruzado hacia los dominios del de Trencavel, junto con otros señores occitanos, tales como el conde de Valentines, el de Auvernia, el vizconde de Anduze y los obispos de Burdeos, Bazas, Cahors y Agen. Por otro lado, en Tolosa se produce un fuerte conflicto social entre la «compañía blanca», creada por el obispo Folquet para luchar contra los usureros y los herejes, y la «compañía negra». El obispo consigue la adhesión de los sectores populares, enfrentados con los ricos, muchos de los cuales eran cátaros.

La batalla de Béziers, que, según el cronista de la época Guillermo de Tudela, obedecía a un plan preconcebido de los cruzados de exterminar a los habitantes de las bastidas o villas fortificadas que se les resistieran, indujo al resto de las ciudades a rendirse sin combatir, excepto Carcasona, la cual, asediada, tendrá que rendirse por falta de agua. Aquí, sin embargo, los cruzados, tal como lo habían negociado los cruzados con el rey Pedro el Católico (señor feudal de Ramón Roger Trencavel), no eliminarón a la población, sino que simplemente les obligaron a abandonar la ciudad. En Carcasona muere Ramón Roger Trencavel. Sus dominios son otorgados por el legado papal al noble francés Simón de Montfort, el cual entre 1210 y 1211 conquista los bastiones cátaros de Bram, Minerva, Termes, Cabaret y Lavaur (este último con la ayuda de la compañía blanca del obispo Folquet de Tolosa). A partir de entonces se comienza a actuar contra los cátaros, condenándoles a morir en la hoguera.

La batalla de Muret
La batalla de Beziers y el expolio de los Trencavel por Simón de Montfort van a avivar entre los poderes occitanos un sentimiento de rechazo hacia la cruzada. Así, en 1209, poco después de la caída de Carcasona, Raimundo VI y los cónsules de Tolosa van a negarse a entregarle a Arnaldo Amalric los cátaros refugiados en la ciudad. Como consecuencia, el legado pronuncia una segunda sentencia de excomunión contra Raimundo VI y lanza un interdicto contra la ciudad de Tolosa.

Para conjurar la amenaza que la cruzada anticátara comportaba contra todos los poderes occitanos, Raimundo VI, después de haberse entrevistado con otros monarcas cristianos –el emperador del Sacro Imperio Otón IV, los reyes Felipe II Augusto de Francia y Pedro el Católico de Aragón- intenta obtener de Inocencio III unas condiciones de reconciliación más favorables. El papa accede a resolver el problema religioso y político del catarismo en un concilio occitano. Sin embargo, en las reuniones conciliares de Saint Gilles (julio de 1210) y Montpellier (febrero de 1211), el conde de Tolosa rechaza la reconciliación cuando el legado Arnaldo Amalric le pide condiciones tales como la expulsión de los caballeros de la ciudad, y su partida a Tierra Santa.

Después del concilio de Montpellier, y con el apoyo de todos los poderes occitanos –príncipes, señores de castillos o comunas urbanas amenazadas por la cruzada-, Raimundo VI vuelve a Tolosa y expulsa al obispo Folquet. Acto seguido, Simón de Montfort comienza el asedio de Tolosa en junio de 1211, pero tiene que retirarse ante la resistencia de la ciudad.

Para poder enfrentarse a Simón de Montfort, visto en Occitania como un ocupante extranjero, los poderes occitanos necesitaban un aliado poderoso y de ortodoxia católica indudable, para evitar que el de Montfort pudiera demandar la predicación de una nueva cruzada. Así pues, Raimundo VI, los cónsules de Tolosa, el conde de Foix y el de Comenge se dirigieron al rey de Aragón, Pedro el Católico, vasallo de la Santa Sede tras su coronación en Roma en 1204 y uno de los artífices de la victoria cristiana contra los musulmanes en las Navas de Tolosa (julio de 1212). También, en 1198, Pedro el Católico había adoptado medidas contra los herejes de sus dominios.

En el conflicto político y religioso occitano, Pedro el Católico, nunca favorable ni tolerante con los cátaros, intervino para defender a sus vasallos amenazados por la rapiña de Simón de Montfort. El barón francés, incluso después de pactar el matrimonio de su hija Amicia con el hijo de Pedro el Católico, Jaime –el futuro Jaime I (1213-1276), continuó atacando a los vasallos occitanos del rey aragonés. Por su parte, Pedro el Católico buscaba medidas de reconciliación, y así, en 1211, ocupa el castillo de Foix con la promesa de cederlo a Simón de Montfort sólo si se demostraba que el conde no era hostil a la Iglesia.

A principios de 1213, Inocencio III, recibida la queja de Pedro el Católico contra Simón de Montfort por impedir la reconciliación, ordena a Arnaldo Amalric, entonces arzobispo de Narbona, negociar con Pedro el Católico e iniciar la pacificación del Languedoc. Sin embargo, en el sínodo de Lavaur, al cual acude el rey aragonés, Simón de Montfort rechaza la conciliación y se pronuncia por la deposición del conde de Tolosa, a pesar de la actitud de Raimundo VI, favorable a aceptar todas las condiciones de la Santa Sede. En respuesta a Simón, Pedro el Católico se declara protector de todos los barones occitanos amenazados y del municipio de Tolosa.

A pesar de todo, viendo que ese era el único medio seguro de erradicar la "herejía", el papa Inocencio III se pone de parte de Simón de Montfort, llegándose así a una situación de confrontación armada, resuelta en la batalla de Muret el 12 de septiembre de 1213, en la que el rey aragonés, defensor de Raimundo VI y de los poderes occitanos, es vencido y asesinado. Acto seguido, Simón de Montfort entra en Tolosa acompañado del nuevo legado papal, Pedro de Benevento, y de Luis, hijo de Felipe II Augusto de Francia. En noviembre de 1215, el Cuarto Concilio de Letrán reconocerá a Simón de Montfort como conde de Tolosa, desposeyendo a Raimundo VI, exiliado en Cataluña después de la batalla de Muret.

El 1216, en la corte de París, Simón de Montfort presta homenaje al rey Felipe II Augusto de Francia como duque de Narbona, conde de Tolosa y vizconde de Beziers y Carcasona. Fue, sin embargo, un dominio efímero. En 1217, estalla en Languedoc una revuelta dirigida por Raimundo el Joven —el futuro Ramón VII de Tolosa (1222-1249), que culmina en la muerte de Simón— en 1218 y en el retorno a Tolosa de Raimundo VI, padre de Raimundo el Joven.

El fin de la guerra
La guerra terminó definitivamente con el tratado de París (1229), por el cual el rey de Francia desposeyó a la Casa de Tolosa de la mayor parte de sus feudos y a la de Beziers (los Trencavel) de todos ellos. La independencia de los príncipes occitanos tocaba a su fin. Sin embargo, el catarismo no se extinguió.

La Inquisición se estableció en 1229 para extirpar totalmente la herejía. Operando en el sur de Tolosa, Albí, Carcasona y otras ciudades durante todo el siglo XIII y gran parte del XIV, tuvo éxito en la erradicación del movimiento. Desde mayo de 1243 hasta marzo de 1244, la ciudadela cátara de Montsegur fue asediada por las tropas del senescal de Carcasona y del arzobispo de Narbona.

El 16 de marzo de 1244 tuvo lugar un acto, en donde los líderes cátaros, así como más de doscientos seguidores, fueron arrojados a una enorme hoguera en el prat dels cremats (prado de los quemados) junto al pie del castillo. Más aún, el Papa (mediante el Concilio de Narbona en 1235 y la bula Ad extirpanda en 1252) decretó severos castigos contra todos los laicos sospechosos de simpatía con los cátaros.

Perseguidos por la Inquisición y abandonados por los nobles, los cátaros se hicieron más y más escasos, escondiéndose en los bosques y montañas, y reuniéndose sólo subrepticiamente. El pueblo hizo algunos intentos de liberarse del yugo francés y de la Inquisición, estallando en revueltas al principio del siglo XIV. Pero en este punto la secta estaba exhausta y no pudo encontrar nuevos adeptos. Tras 1330, los registros de la Inquisición apenas contienen procedimientos contra los cátaros.

[editar] Influencias
El movimiento cátaro no es aislado y se inserta en una serie de alternativas religiosas de la época. Dichas alternativas fueron regladas por la iglesia católica o aniquiladas por medio de la fuerza de la corona; siempre que no pudieron ser sometidas. No hay duda, sin embargo, de que sus concepciones religiosas contradecían totalmente dogmas ya establecidos por el cristianismo, era un movimiento herético desde su fundamento, gnóstico.

Paul Sabatier -historiador de la Edad Media e insospechado pastor calvinista- ha escrito: «El papado no ha estado siempre de parte de la reacción y del oscurantismo: cuando desbarató a los cátaros, su victoria fue la de la civilización y la razón». Y otro protestante, radicalmente anticatólico y célebre estudioso de la Inquisición, el americano Henry C. Lea: «Una victoria de los cátaros habría llevado a Europa a los tiempos salvajes primitivos».

No fueron, pues, combatidos por la Iglesia Católica sólo en base a la clara desviación en relación a dogmas fundamentales del cristianismo sino también por su rebeldía socio-política.

Otros cátaros
Los Paulicianos eran una secta semejante. Habían sido deportados desde Capadocia a la región de Tracia en el sureste europeo por los emperadores bizantinos en el siglo IX, donde se unieron con -o más probablemente- se transformaron en los bogomilos. Durante la segunda mitad del siglo XII, contaron con gran fuerza e influencia en Bulgaria, Albania y Bosnia. Se dividieron en dos ramas, conocidas como los albanenses (absolutamente duales) y los garatenses (duales pero moderados). Estas comunidades heréticas llegaron a Italia durante los siglos XI y XII. Los milaneses adheridos a este credo recibían el nombre de patarini (patarinos) (o patarines), por su procedencia de Pataria, una calle de Milán muy frecuentada por grupos de menesterosos (pataro o patarro aludía al andrajo). El movimiento de los patarines cobró cierta importancia en el siglo XI como movimiento reformista.

Según las nuevas investigaciones de los historiadores de la religión, se han descubierto muchas influencias de los cátaros con la orden de los Templarios, de los Hospitalarios y algunas órdenes monacales, particularmente en la época de la persecución de los cátaros.[cita requerida]

El santo tradicional católico, San Francisco de Asís, para los cátaros era un cátaro verdadero, como también su madre

jueves, 1 de julio de 2010

MAX HEINDEL

Max Heindel nació el 23 de julio de 1865 en Aarhus (Dinamarca) en el seno de una

familia real, Von Grasshofs, que estaban ligados a la Casa Real de Alemania durante la

vida del Príncipe Bismark. Su padre, François L. Von Grasshoff emigró siendo joven a

Copenhague, Dinamarca, donde se casa con una mujer perteneciente a la nobleza de

Dinamarca. Tuvieron dos hijos y una hija; el mayor de ellos, Carl Louis Von Grasshoff,

pasaría tiempo después a llamarse “Max Heindel” cuando emigró hacia los Estados

Unidos.

Su padre fallece cuando él tenía seis años, dejando a su madre con tres niños pequeños y

en circunstancias muy difíciles. Su infancia fue vivida con suma pobreza; su madre hizo

un gran sacrificio para que el poco dinero que tenía le llegase para proporcionar

profesores particulares a sus hijos. Era su intención darles una educación apropiada para

que pudiesen, algún día, ocupar el lugar que les correspondía por derechos de

nacimiento como miembros de la nobleza.

Experiencia vital

A los dieciséis años, rechazando un futuro que le preparaba para estar dentro de la clase

de la nobleza, dejó la casa materna para ingresar en los astilleros navales de Glasgow,

Escocia. Allí aprendió la profesión de ingeniero, y pronto fue nombrado Ingeniero Jefe

de un mercante comercial; esto le permitiría realizar largos viajes transoceánicos y así

adquirir un gran conocimiento sobre las culturas y los pueblos de todo el mundo.

Posteriormente, continuó siendo Ingeniero Jefe durante algunos años más en uno de los

mayores barcos a vapor de pasajeros que existían entonces, el Cunard Line, que

realizaba el trayecto entre Europa y América. De 1895 a 1901 ascendió a Ingeniero

Consultor en el navío Nova Iorque sin tener demasiado éxito, y durante este tiempo tuvo

un matrimonio casual que terminaría con la muerte de su esposa en 1905, y del que

nacieron un niño y dos niñas.

Max Heindel se trasladó a Los Angeles, California, en 1903 para encontrar trabajo.

Mientras tanto, y debido al sufrimiento que padeció en su infancia, comenzó a tener

problemas de salud. Nunca consiguió restablecerla, y los últimos acontecimientos y

vicisitudes, como la muerte de su mujer y la situación financiera, minaron poco a poco

su organismo. Es entonces cuando comienza a interesarse por el sufrimiento de las

personas enfermas y de la humanidad en general, y se pregunta por las causas de dichos

padecimientos.

Esto le lleva a estudiar metafísica, y presenciando unas conferencias del teosofista C.

W. Leadbeater, pronto se adhiere a la Sociedad Teosófica de Los Angeles, donde es

nombrado vicepresidente durante los años 1904 y 1905.

Se convierte en vegetariano e inicia también estudios de Astrología, con los que tiene

acceso a la clave para desvelar los misterios de la naturaleza interna del Ser Humano.

En ese momento conoce a Augusta Foss, que se interesaba por líneas similares en la

búsqueda de los misterios a través de la Astrología; más tarde se convertiría en su

segunda esposa.

No obstante, una sobrecarga de trabajo y algunas privaciones por las que atravesaba le

provocaron un problema cardíaco severo que lo tuvo entre la vida y la muerte durante

meses. Cuando se recuperó de ello, se dio cuenta que se encontraba más sensible que

nunca a las necesidades de la humanidad. Se dice que mientras estuvo tan enfermo y se

encontraba hospitalizado, pasaba la mayor parte del tiempo “fuera del cuerpo”,

trabajando conscientemente en los llamados “planos invisibles”.

En 1906 y 1907 llevó a cabo por iniciativa propia una serie de conferencias con el fin de

divulgar sus conocimientos de los mundos ocultos. Las primeras de ellas tuvieron lugar

en San Francisco y Seattle, en Estados Unidos. Al terminar las últimas, se vio

nuevamente forzado a ingresar en un hospital con otro problema cardíaco; pero tras su

recuperación contnuó trabajando y dando más conferencias en el noroeste del país.

Un Iniciado Rosacruz

En el otoño de 1907, durante un período de conferencias muy ajetreado, viajó a Berlín,

Alemania, con su amiga Alma Von Brandis, que durante meses le intentó persuadir para

que asistiera a un ciclo de conferencias de un profesor ocultista llamado Rudolf Steiner.

Durante su estancia en Alemania, Heindel experimenta una gran admiración por la

personalidad de este conferenciante, como más tarde expresaría en su obra magna, pero

sin embargo a la vez comprende que este profesor tiene poco que ofrecer. Decide volver

a América para continuar el trabajo que había dejado pendiente, desilusionado por

haberlo interrumpido. En ese momento, es visitado por un Ser Espiritual, según él

mismo explica, que estaba envuelto en un “cuerpo vital”.

Este supuesto Ser se identifica posteriormente como un “Hermano Mayor” de la Orden

Rosacruz. Tal y como Max Heindel menciona más tarde, este Hermano Mayor le

instruye de forma lógica y concisa sobre cierta información para la que estaba preparado

y que habría de escribir. Más adelante, llegaría a saber que durante la visita anterior fue

puesto a prueba con el fin de determinar si era apto para poder ser mensajero de las

“ENSEÑANZAS DE LA SABIDURÍA OCCIDENTAL”.

Cuenta que una vez superada esta prueba le serán dadas instrucciones de cómo alcanzar

el Templo Etérico de la Rosacruz, situado en Baviera, Alemania, y cerca de la frontera

con Bohemia. Una vez allí, Max Heindel se encuentra en comunicación directa y bajo la

instrucción personal de los Hermanos Mayores de la Orden Rosacruz. Esta Orden está

compuesta por doce Hermanos Mayores, reunidos en torno a un décimotercero que es el

Jefe Invisible de la Orden. Estos Hermanos Mayores son grandes Adeptos,

pertenecientes a la evolución humana y que han avanzado mucho y han sobrepasado la

necesidad de renacer en este mundo. Gracias a este exaltado estado en que se

encuentran, están en condiciones de guiar la evolución de la presente humanidad, y son

descritos como los Seres Compasivos.

Su Obra magna

Heindel regresó a América en el verano de 1908 e inició inmediatamente la formulación

de las Enseñanzas Rosacruces, que según él, había recibido de los Hermanos Mayores.

Estas enseñanzas fueron publicadas en un libro titulado “CONCEPTO ROSACRUZ

DEL COSMOS”. Es una obra de referencia práctica del CRISTIANISMO MISTICO

dentro de la literatura de ocultismo, y es considerado como la base del Cristianismo

Esotérico, es decir, bajo la perspectiva Rosacruz. Este libro contiene un esbozo

detallado de los procesos de evolución del Ser Humano y el Universo, relacionando la

Ciencia con la Religión.

La Escuela Esotérica

De 1909 a 1919, sufriendo un grave problema de corazón y con una situación financiera

adversa, Max Heindel consigue realizar una gran Obra para los Hermanos de la

Rosacruz. Con el apoyo y la inspiración de Augusta Foss, con quien se había casado en

1910, dio muestras de gran sabiduría sobre las enseñanzas rosacruces, envió lecciones

de correspondencia para los estudiantes que lo solicitaban, y que entre tanto habían

formado grupos de estudio en las grandes ciudades. Escribió también otros libros que se

encuentran traducidos a muchos idiomas, y por supuesto, fundó la FRATERNIDAD

ROSACRUZ entre 1909 y 1911 en Mount Ecclesia, Oceanside, California.

Más adelante publicó la revista de cristianismo esotérico “Rayos de la Rosacruz” en

1913, y creó el Servicio de Cura Espiritual de la Fraternidad Rosacruz. Es digno de

mención que el trabajo iniciado y desarrollado por Max Heindel desde entonces, ha sido

continuado por los estudiantes de las ENSEÑANZAS DE LA SABIDURIA

OCCIDENTAL que, en calidad de Auxiliares Invisibles de la Humanidad, ayudan y

asisten a los Hermanos Mayores de la Orden Rosacruz en su trabajo de Cura Espiritual

por todo el mundo. Este es denominado como un “trabajo especial” al cual la Orden

Rosacruz está especialmente dedicada, siguiendo los Mandamientos de Cristo, que

dicen “Predicad el Evangelio y curad a los enfermos”.

Fallece en Oceanside, California, el 16 de enero de 1919, dejando un tremendo legado

espiritual, una gran Escuela Internacional de Esoterismo Cristiano y la base de la

Sabiduría Occidental Esotérica que es difundida a una humanidad, en una forma

completamente nueva, entendible para todos, cuando la mayor parte de occidente está

apta para poder recibir esta enseñanza, que por otra parte existe desde siempre, pero

nunca antes hasta ahora había sido así revelada.

KRUMM-HELLER (ARNOLD KRUMM HELLER (V.M. HUIRACOCHA))

El Dr. Arnoldo Krumm-Heller nace el 15 de abril de 1876 en Alemania, país que abandona siendo muy joven para dirigirse a México, lugar donde tenía familiares. Posteriormente se traslada a chile, donde contrae matrimonio a los 21 años con maría luisa Elizabeth Frieda (Julie Von Diringshofen), con quien tuvo seis niños: Hiram, Aguirre, Guadalupe, Cuauthemoc, Sieglinde, Carlota y Parsifal.


Arnoldo Krumm Heller provenía de una familia de origen germano que desde los inicios de la vida independiente de México conocía estos territorios. Uno de sus bisabuelos viajó a este lado del atlántico en 1823 para dedicarse a la minería.


Otro pariente suyo, Carl Bartholomaeus Heller, recorrió gran parte del país entre 1845 y 1848 con la intención de recolectar y estudiar plantas americanas vivas. Sus impresiones de viaje se publicaron en Leipzig en 1853 bajo el título de “Reisen in México”.

Es muy probable que la fama de Carl Bartholomaeus influyera en el afán aventurero del joven y "bien-nacido alemán" Arnold Krumm Heller, quien a muy temprana edad viajó a México en pleno prolegómeno porfiriano.

De aquí siguió su ruta hacia Santiago de Chile, en donde cursó estudios de medicina y entró en contacto por primera vez con los textos de Allan Kardec.

Poco a poco se fue convirtiendo en un convencido espiritista que combinaba sus conocimientos de medicina alopática y homeopática con actividades un tanto más esotéricas.

La lectura de autores como León Denis, Eliphas Levi, Estanislao de Guaita, Claudio de san Martín y los doctores Encausse (también conocido como el mago Papus) y Blavatsky lo fueron internando en el esoterismo y hermetismo al mismo tiempo que participaba en la publicación de varias revistas sobre el tema espiritista.

De santiago de Chile viajó a Buenos Aires en donde trabajó por primera vez con la técnica de la osmoterapia, que consistía en curaciones a través de esencias olfativas. De esta terapia se consideraría el fundador y sin duda fue uno de sus principales impulsores.

De la capital argentina se trasladó de nuevo a México. Aquí siguió sus estudios esotéricos y entró en contacto con el doctor Nicolás León Calderón.

Con este médico-etnólogo se vinculó al conocimiento de herbolaria y medicina tradicional de diversos grupos étnicos mexicanos, y compartió con él no sólo sus conocimientos médicos, sino también su enorme sabiduría sobre cultos y ritos prehispánicos.

El interés por estos asuntos llevó a krumm heller a estudiar algunos restos arqueológicos primero en México y luego en Perú, en donde tuvo una gran experiencia iniciática con los misterios incas. El mismo Krumm Heller la describió así:

"Me había internado al interior de Paucartambo, y al estar sentado en una de las ruinas más célebres contemplando a mi alrededor ese panorama sublime, que sólo posee el país de los virreyes, me sobrevino una especie de vértigo, un éxtasis, en el cual los misterios de la naturaleza se desviaban ante mi vista: las vibraciones del gran todo se confundían en mí encontrándome así simple microcosmos, en relación con el macrocosmos.

Yo celdilla hombre, encontrábame en relaciones con todo el universo. Estado en el cual se comprende y se entrevé la grandeza de la creación: se transporta uno desde las regiones de los efectos al mundo de las causas, bañándose en aquellas vibraciones de la esencia divina, de una tranquilidad y felicidad indescriptibles.

Se sienten sanar, no sólo alumbrar, los rayos solares, y si se pudiera transcribir al papel todas las sensaciones, lo tomarían a uno como alucinado.

No me importa: si el estudio de la naturaleza en su esencia es estar loco, querido lector, entonces soy feliz con mi locura y quiero estarlo cada día más...".

Después de esta iniciación inca se llamo M. Huiracocha. Durante dos años buscó orientación entre los ocultistas europeos más renombrados, asistiendo a congresos de teosofía y de ciencias ocultas. Por otro lado le interesaba mucho la psicología por lo que viajó a Viena en donde entró en contacto con Sigmund Freud.

De ahí siguió a parís para asistir a varios cursos en la escuela hermética. Allí conoció y estudió con el Dr. Encausse (Papus) para después regresar a México una vez más. Corría el año de 1908.

Decidió establecerse en la capital (D.F.) en donde puso un consultorio en la calle del empedradillo, muy cerca del Monte de Piedad.

Después de sus consultas, frecuentaba los círculos espiritistas mexicanos. Formó parte de la junta permanente del 2º congreso espiritista en donde llegó a conocer a personajes como Alfonso Montenegro, José Salvadores Botas y Juan N. Arriaga quienes lo presentaron a Francisco Madero.

En aquel tiempo Krumm Heller fundó la Sociedad Naturista Mexicana, como director del Hospital Victoria que era, recorrió diversas zonas del país buscando "plantas sagradas" y se hizo de ciertos conocimientos terapéuticos tradicionales de algunos grupos indígenas.

También publicó varios artículos sobre Alemania en “el imparcial” y dió a conocer muchas de sus ideas en la revista que llevaba el comprometido título de "Rosa-Cruz".

En los primeros meses de 1909 llevó a cabo sus “Conferencias Esotéricas” que tuvieron cierto impacto en la sociedad capitalina. Varias reseñas y algunas detracciones públicas de aquellas conferencias lo convirtieron en un personaje raro, distinto, extravagante, y un tanto exótico.

Las ideas de Krumm Heller apelaban a la reunión del método científico positivista con algunos puntos del hermetismo.

Su conocimiento enciclopédico parecía reunirse en lo que él mismo llamaba el “Totum Revolutum”, en la que lo mismo hacía gala de ferviente religioso que científico. Vaya un botón de muestra:

"...No quiero decir que Dios se vale de medios científicos y naturales para hacer sus milagros, pero ¿por qué abrir un abismo entre religión y ciencia? Con nuestros principios herméticos y empíricos tratamos de formar un lazo filosófico que una la religión y la ciencia..."

Krumm Heller lo mismo hacía referencia al darwinismo que al ocultismo, al hombre de neanderthal que a los gigantes de la Atlántida, al tercer ojo que a la teoría de los colores de Goethe. Lo que más llamaba la atención, sin embargo, fue la llamada "Osmoterapia" que le ganó algún reconocimiento entre los médicos de la época y que eventualmente lo llevara a escribir su libro más conocido: “Entre el incienso y la osmoterapia: historia y apuntes para un sistema curativo por medio de las esencias odoríferas”.

Krumm Heller mostraba un enorme optimismo afirmando que la última raza que poblaría la tierra sería la de una humanidad perfecta, capaz de comunicarse telepáticamente, que según él, surgiría en el valle de México con las siguientes características:

"...Los hombres venideros no podrán encubrir, como en la actualidad lo que hacen, sus malos sentimientos. No habrá engaños; la mentira se conocerá sólo por tradición y todos, al ponerse en contacto por primera vez con una persona, verán sus más recónditos pensamientos...

...con esta elevación de sentimiento, porque todos se purificarán, la naturaleza dotará a la humanidad de los rasgos propios de la nobleza interna y por consiguiente serán las mujeres ideal y angélicamente hermosas. Las dulzuras de sus contornos irán en perfecta armonía con la exquisitez de su carácter femenino, donde reside la fuerza moral.

No se verán cohibidas por las ridículas actuales preocupaciones y exigencias sociales, sino que gozando las mismas prerrogativas que el hombre para la libre manifestación de sus sentimientos, no estarán sujetas, como hoy lo están a ser la mercancía de aparador que espera el momento de ser elegida por cualquier advenedizo para mujer, no para compañera...".

En su último texto, él mismo hizo un balance de su actuación y de sus expectativas.

"Como Coronel-médico y como diplomático, en los innumerables viajes por todos los países en los que me detuve largamente, aproveché para hacer experimentos y pude emplear los conocimientos adquiridos poco a poco, con un éxito inesperado. Muchas veces, cuando era médico de regimiento, al verme aparecer con mis perfumes, fui objeto de risa, pero muchos soldados me agradecieron después, cuando fueron curados por mi método...

...a vosotros, los que os intereséis en este gran problema os dirijo un pedido: investigad, ayudad al progreso de los conocimientos... Y si quisierais darme una gran alegría informadme por carta, de vuestras experiencias....".

Tras la muerte de su madre, que fue un hecho muy doloroso para él, entra en el espiritismo, siendo ésta la primera aventura suya en lo metafísico. Su entusiasmo inicial le lleva a fundar una revista sobre este tema, llamada “el reflejo astral”, que le dio oportunidad de entrar en contacto con personalidades eminentes del esoterismo de su época.

A consecuencia de estos contactos supera sus ideas iniciales y suspende la publicación afirmando:

“El espiritismo había sido para mí, como para casi todos su adeptos, una cuestión de impresionalismo. Vi que tenía una filosofía, argumentos sólidos, aspectos científicos, pero cuyo estudio he visto más tarde, es más fácil bajo la faz del esoterismo y nosotros somos todos médiums, pero no pasivos, inconscientes, ni manejados por guías; sino activos, conscientes, que en vez de tratar de atraer a los seres, nos trasladamos conscientemente hasta donde están.”

Comienza entonces a leer obras de esoteristas eminentes como Gérard Encausse, Papus, (reorganizador de la orden Martinista), Eliphas Lévi, Stanislas de Guaita; estudia la vida y obra de Louis-Claude de Saint-Martín y de su maestro Martinez de Pasquallys. De todos ellos dice:

“Estos autores son hasta hoy los mejores en la materia y el lector que en sus obras sorprenda las claves de los secretos que encierran, será un rosacruz como Nostradamus, Paracelso, etc.”.

El 31 de marzo de 1897, Krumm-Heller se hizo miembro de la sociedad teosófica en parís, iniciado personalmente por H. S. Olcott.

En septiembre de 1902, fue hecho miembro honorario de los “Iniciados del Tíbet” (centro esotérico oriental, de Savak) en Washington.

En 1906 se encontró con Papus en París donde realizaron experiencias con los perfumes.

El 24 de diciembre de 1907 fue hecho “miembro de primera clase” del “supremo consejo de iniciación, orden humanitaria y científica para el desarrollo de estudios esotéricos del oriente, Tíbet (india)”, en París.

Este gran maestro estuvo relacionado muchos esoteristas. Conoció a Leadbeater durante su visita a Londres en 1930. Fue amigo de Rudolf Steiner, Theodor Reuss y Franz Hartmann. Conoció a Mc. Gregor Mathers. Recibió la iniciación en la “Ordo Templi Orientis”, y quedó muy impresionado por el maestro Therion (Aleister Crowley), de quien se consideraba discípulo.

Arnold Krumm-Heller se hizo martinista, en la logia “Hermanubis”, recibiendo el diploma nº 192.
En la conferencia internacional masónica y espiritualista del 24 de junio de 1908, convocada por Gerard Encausse (Papus) en parís, Krumm-Heller recibió una carta-patente de Reuss para representar a la O.T.O. en sudamérica. Theodor Reuss y Heinrich Klein le otorgaron los grados 90 y 95 del rito de Memphis-Mizraim para méxico.

El 11 de abril de 1908, Charles Détré extendió estos mandatos a los territorios de Chile, Perú y Bolivia. Pero Krumm-Heller nunca fundó una logia O.T.O. (Ordo Templi Orientis)

Tomó contacto con el patriarca Basílides de la Iglesia Gnóstica. Fue un eminente masón grado 33º del rito escocés antiguo y aceptado, y grado 97º del rito antiguo y primitivo de memphis y mizraim.
Tau Baphomet dice que Krumm-Heller perteneció a más de 20 sociedades secretas Arnold Krumm-Heller se sintió motivado para fundar también su propia orden, la “Fraternitas Rosicruciana Antiqua (F.R.A.) en 1927 en Sudamérica, comprendiendo siete grados .

Esta orden no confería los grados de la O.T.O. (Ordo Templi Orientis). La F.R.A., se desarrolló principalmente en Sudamérica, con ramas en España, Alemania y Austria. En 1929 visitó argentina, Perú y otros países. Experimentó una iniciación de los misterios Incas en Perú tomó el nombre místico de Huiracocha, con el que sería conocido mundialmente por todos sus discípulos.

En el año de 1939 Krumm-Heller viajó a España, y allí tuvo un discípulo llamado Frater Aureolus, (Dionisio Rios Ballester) que vivía en la ciudad de Valencia, y que con escasos recursos económicos y adversas condiciones de salud, había logrado mantener un grupo de estudiantes, además, había formado varias aulas de la F.R.A. (Fraternidad Rosacruz Antigua) en distintos lugares del territorio español.

Arnold Krumm-Heller falleció en Marburg, Alemania, el 19 de mayo de 1949 con la satisfacción de ver su misión y su obra cumplida.

SU AUTO-BIOGRAFÍA

”Cuando los hombres célebres han escrito grandes obras, alguien se encarga de escribirles su biografía, generalmente como homenaje a su memoria. Yo, que no soy célebre, no espero correr la misma suerte, pues sé que antes o después de morir poco o ningún caso se me ha de hacer.
Pero quisiera ver escrita mi biografía de ocultista y, como dada mi poca importancia nadie la querrá escribir, he resuelto hacerlo yo mismo; eso tiene por lo menos la ventaja de que saldrá exacta, pues la conozco mejor que nadie.

Pero no me tachéis de pretencioso: mi autobiografía como ocultista tiene por objeto marcar el camino que he seguido desde mis primeros estudios hasta la fecha, para desengañar a aquellos que creen que para iniciarse es menester emprender un viaje a la india, sujetarse al celibato y comer yerbas y raíces.

Yo soy casado, nunca vi la india y como de todo; a pesar de esto creo poder alcanzar la meta que se propone todo ocultista: dominar las leyes de la naturaleza para ser útil a sus semejantes.
”Educado bajo los cuidados de una madre ejemplar que sacrificó todo por mi educación, llegué a ser hombre no habiéndome tomado jamás el trabajo de pensar yo mismo; en filosofía y en religión. Era como el 99% de mis prójimos, viviendo al día, dejando a los curas y a los mayores el cuidado de estas preocupaciones.

Siguiendo la rutina, creía que ser bueno significaba cumplir con los mandamientos de la iglesia, rezaba todas las noches y como premio de mis virtudes (?) Esperaba la recompensa en el cielo. ”mi idea respecto a dios era la que se forman la mayor parte de los católicos, en que dios no pasa de ser un gran comerciante, que en vez de dar mercancías por dinero, da cielos en cambio de misas, rezos, confesiones, etc., quita purgatorios, protege en el comercio, da maridos, etc.

La idea de ser bueno y evitar el mal, no por miedo al infierno o codicia al cielo, sino por el amor al bien me era hasta entonces desconocida.

La anciana madrecita quedó, después de darme el último beso, en Alemania, y yo me dirigí a esa tierra que hoy llamo mi segunda patria: México.

Mi familia había emigrado en el año 1823 a México siendo mi bisabuelo minero. Es muy interesante leer “Briefe aus Mexico” donde existe la relación de esos colonos alemanes.

Siempre nos habíamos considerado mexicanos y así al llegar aquí de niño me encontraba con mi casa pero tenía deseos de conocer toda la América latina. ”Mi primera residencia fue la república de Chile, uno de los países más adelantados y hermosos de Suramérica” de estudiante había leído novelas de algunos autores de importancia. Sabía el fausto, en gran parte de memoria, y, para cambiar alguna vez, había tomado una obra de Carlos du Prel, pero sin que sus ideas hubiesen dejado huellas en mi ánimo; las leía para distraerme o para cambiar de lectura.

Un año después de haber abandonado Alemania recibí la súbita noticia de la muerte de mi santa madre. Aquel golpe me anonadó; ¿cómo, después de haberla visto hacer tantos sacrificios por mí y en los momentos en que podía recompensar en algo sus afanes se me arrebataba a aquel ser?
Entonces se despertó en mi alma una idea completamente nueva, que me vino a poner en conocimiento que los hijos jamás sabemos apreciar los sacrificios de los padres para labrarnos un porvenir que solamente a nosotros nos interesa; y que ni durante una vida pagamos debidamente sus afanes.

No cumplimos en lo absoluto ni con los deberes de familia ni con los de humanidad siquiera, porque una noche de desvelo y zozobra infinita, cuando nos velaba al lado de la cuna; una noche de insomnio y de congojas que pasa durante los peligros de la niñez.

Esa personificación del verdadero y único amor abnegado, no se paga con toda una existencia de cuidados, de amor y de respeto hacia los que nos dieron el ser.

Yo renegaba, maldecía mi suerte...me costó una enfermedad física la idea de que al regresar a mi patria encontraría únicamente un pedacito de tierra, que cubría aquel cuerpo santo.

…Animado a propagar la filosofía que me había consolado, fundé con varios amigos una revista que llamamos “El Reflejo Astral”. Al estar expuesto en las librerías uno de sus números, se me presentó un día un señor de Barcelona, el cual me felicitó por propagar esas ideas en un país donde el fanatismo religioso ejercía aún su influencia.

Ofreció obsequiarme varias obras, ofrecimiento que cumplió, pues a los dos meses recibí por correo “Después de la Muerte” de León Denis y “La Doctrina Secreta” de Blavatsky.

Ya no sólo se interesaban en estos asuntos mis sentimientos, mi corazón: los argumentos científicos tan sólidos que empleaba Blavatsky hicieron que tomara parte mi cabeza. Que el espiritismo había sido en mí, como en casi todos sus adeptos, cuestión de impresionalismo.

Ví que tiene una filosofía hermosa, argumentos sólidos, aspectos científicos cuyo estudio, he visto más tarde, es más fácil bajo la luz del ocultismo.

La práctica de la mediumnidad además de ser ridícula es profundamente inmoral. Aquí en México, se usa como espíritu familiar, en la mayoría de los centros,. Da pena ver como al benemérito de la patria D. Benito Juárez, esa gran lumbrera, que dirigió tan sabiamente los destinos de este país, se vea encargado de buscar objetos perdidos en las sesiones espiritistas.

Por fortuna que el espíritu de Juárez sólo existe en la imaginación de los espíritus ignorantes, que faltos de conocimientos de las leyes que rigen los fenómenos psíquicos, pueden en la mayor parte de las ocasiones poner en relieve su irreflexión, pues no saben evocar como se debe.

Yo, y conmigo millares de iniciados en el ocultismo, no negamos la realidad y posibilidad de todos los fenómenos que pregona el espiritismo, y en mi primera conferencia veréis mis opiniones a este respecto.

La diferencia que existe entre los espiritistas y los ocultistas, es que los primeros se valen de medios o instrumentos para ponerse en contacto con el plano astral (de los espíritus) y nosotros los ocultistas, somos todos como mediums pero no pasivos, inconscientes ni manejados por guías, sino activos, conscientes, que en vez de tratar de atraer los seres (salvo casos especiales) nos trasladamos conscientemente donde están ellos.

La obra de Blavatsky me indujo a suspender la publicación de la revista. En aquellos tiempos habían dejado preocupada la atención pública los fenómenos del Conde de Sarak, formábanse tres partidos.
Los primeros atribuían las demostraciones de Sarak a pura superchería; los segundos veían en el señor conde un gran iniciado y los últimos, si bien aceptaban que algunos fenómenos del sr. Sarak estaban al abrigo de todo fraude, en otros se había comportado como un prestidigitador de circo. Me decía yo, al contemplar aquella divergencia de opiniones, que para juzgar estos hechos es menester estudiar para conocer a fondo el asunto.

Mucho interés había despertado en Arnold Krumm-Heller los estudios del hermetismo en relación de las religiones comparadas y de los cultos antiguos.

Blavatsky y otros habían escrito con mucho entusiasmo sobre los restos arqueológicos de los incas del Perú y de los aztecas en México. En mis coloquios veía al imperio de Manco Capac y al de Moctezuma.

Teniendo al Perú más cerca Arnoldo Krumm-Heller se dirigió allí y durante algún tiempo pudo excavar y estudiar de cerca las ruinas del Cuzco.

Se había internado al interior de Paucartambo, y al estar sentado en una de las ruinas más célebres contemplando ese panorama sublime, que sólo posee el país de los virreyes, le sobrevino una especie de vértigo, un éxtasis, en el cual los misterios de la naturaleza se desviaban ante su vista; las vibraciones del gran todo se confundían en él, hallándose así, en relación con el macrocosmos.
En ese estado en el cual se comprende la grandeza de la creación: se transportó desde las regiones de los efectos al mundo de las causas, bañándose en aquellas vibraciones de la esencia divina, de una tranquilidad y felicidad indescriptibles.

“Se sienten uno sanar, no sólo alumbrar como los rayos solares, y si se pudieran transcribir al papel todas las sensaciones, lo tomarían a uno como alucinado.
No me importa: si el estudio de la naturaleza en su esencia es estar loco, querido lector, entonces soy feliz en mi locura y quiero estarlo cada día más.

Comprendí entonces que los libros humanos son nada en comparación con el libro supremo de la naturaleza y que para el hermético basta y sobra con ese.
Mi guía, desde entonces, fue la naturaleza y, dejando todos los maestros, a ella me acojo en sus brazos cariñosos”.

“Lo poco que he experimentado, por insignificante que pueda ser mi saber, no lo quiero guardar egoístamente pues si bien no tiene nada de nuevo para algunos, sé que es útil para muchos.
Mis conferencias encierran la clave de todo, pero no la entregara al lector, porque no puedo ni debo darla masticada para que sólo le quede el trabajo de deglutir, sino velada.

El hombre que no la encuentre es que aún no le sirve ni la merece. Entre mis apuntes he consignado aquí y allá algún párrafo de un autor de mi agrado, omitiendo a veces el anotarlo; si se me han pasado en mis conferencias queda avisado.

Es peligroso para aquellos seres desprovistos de una instrucción sólida, perderse en el misticismo; pero no lo es para el que está acostumbrado a la lectura y estudio de las ciencias positivas.
Si hemos tenido ocasión de ver algo en el mundo psíquico, tenemos el valor suficiente para confesarlo, no para hacer bombo con lo maravilloso, sino para invitar a los hombres de ciencia al estudio de esas fuerzas tan poco conocidas, pero todos los días más aceptadas.

Los hechos que yo relato no son aislados, muchos otros, entre ellos el sabio químico crookes, nos dan cuenta de algunos análogos. ”No sigamos la rutina sin más estudio que la simple lectura de algunos materialistas que niegan todo; no por el hábito de negar, neguemos con ellos.
No tildemos de loco a un hombre que con sinceridad expone los hechos ofreciéndolos como tema de indagación. Cada uno aporta su grano de arena para fomentar la luz; si mis trabajos cumplen con ese cometido”.

En su libro “Logos, Mantram, Magia” Arnoldo Krumm-Heller nos ofrece otro esbozo autobiográfico, dice:

“Yo, que tengo casi medio siglo de estudio en estos asuntos, que tengo los grados más altos de la masonería 3-33-97- que he pertenecido a la sección esotérica de la sociedad teosófica, que soy miembro de más de veinte sociedades secretas, como la O.T.O. y la A.A. en los cuales tengo el último grado, que soy obispo de la iglesia gnóstica, consagrado con ordinal primitivo y anglicano.

Como comendador de la fraternidad rosa cruz tengo conexión con la fraternidad blanca, la jerarquía del invisible, que he pertenecido a la vieja guardia de Papus y Eliphas Levi. Traté personalmente a los principales ocultistas del mundo y declaro que para mí en la vocalización, en el uso de los mantrams y la oración, mediante el despertar de las secreciones sexuales, reside el único camino de llegar a la meta y todo lo demás, que no sea por aquí, es perder lastimosamente el tiempo”.

OBRAS ESCRITAS POR ARNOLD KRUMM-HELLER

1-CONFERENCIAS ESOTÉRICAS (FUERZAS PSÍQUICAS. FUERZAS CÓSMICAS. LA EVOLUCIÓN DEL PLANETA Y DE LAS RAZAS HUMANAS. CURACIÓN DE LAS ENFERMEDADES. PROLONGACIÓN DE LA VIDA POR MEDIO DE EJERCICIOS RESPIRATORIOS)

2-DEL INCIENSO A LA OSMOTERAPIA (HISTORIA Y APORTES PARA UN NUEVO SISTEMA CURATIVO POR MEDIO DE LAS ESENCIAS ODORÍFERAS)

3-EL TATWÁMETRO O VIBRACIONES DEL ÉTER.

4-LOGOS, MANTRAM, MAGIA

5-LA IGLESIA GNÓSTICA

6-BIORRITMO

7-ROSA ESOTÉRICA

8-PLANTAS SAGRADAS

9-LA DOCTRINA SECRETA DE LOS GALLEGOS

10-QUIROLOGÍA MÉDICA

11-ROSA CRUZ (NOVELA INICIÁTICA)

ELIPHAS LEVI (Alphonse Louis Constant)

Alphonse Louis Constant nació el 8 de febrero de 1810 en el área no. 5 de la rue des Fossés Saint-Germain-des-Prés (denominada posteriormente rue de l'Ancienne Comédie) en París, hijo de Jean Joseph Constant y Jeanne Agnès Beaucourt. Gracias al abad J.-B.Hubault Malmaison, quien organizar en su parroquia un colegio gratuito de enseñanza básica para niños pobres, realizó sus primeros estudios, ingresando en 1825 en el seminario de Saint-Nicolas-du-Chardonnet, dirigido por aquel entonces abad Frère-Colonna, quien probablemente lo orientó hacia el estudio de la magia. En 1830, habiendo terminado sus estudios de retórica, pasó según la norma al seminario de Issy para acabar sus dos años de filosofía... en este mismo año fallece su padre. Tras Issy, ingresa en el seminario de Saint-Sulpice para estudiar teología. Allí es ordenado subdiácono y tonsurado. En 1835, estando al cargo de la catequesis de jóvenes muchachas de Saint-Sulpice, le es confiada la joven Adèle Allenbach por su madre, con la misión de «protegerla muy especialmente y de instruirla aparte, como si fuera la hija de un príncipe».

La madre, ferviente católica y esposa de un oficial suizo, había emigrado a Francia en 1830 porque la religión de su hija le parecía amenazada, y ambas vivían en una gran indigencia.

Poco a poco, el joven abad se va enamorando de su protegida, en quien cree ver a la virgen María aparecida bajo una forma carnal. Ordenado diácono el 19 de diciembre de 1835, finalmente abandona el semninario en junio de 1836 antes de recibir el Sacramento del orden; pero mientras tanto la joven de la que se había prendado lo había abandonado.

[editar] Suicidio de Jeanne Agnès (madre)
Su vieja e impedida madre, que había depositado todas sus esperanzas en él, se sintió muy abatida por la salida de su hijo del seminario y se suicidó, asfixiándose con las emanaciones de su estufa de carbón. Constant sintió el impulso de ingresar en la Orden de la Trapa, pero sus amigos le disuadieron. Pasó un año en un internado cerca de París, y luego acompañó a un amigo, un comediante ambulante llamado Bailleul, en una gira por provincias.

En 1838 se hace amigo de la socialista Flora Tristán (futura abuela del pintor Paul Gauguin), y colabora con Alphonse Esquiros (a quien conoció en el pequeño seminario) en una revista: les Belles Femmes de Paris, revelando al público sus dotes de dibujante. Mientras recorre los salones para la revista, conoce un día a Honoré de Balzac, entonces en plena fama, en casa de Mme de Girardin.

[editar] Sacerdocio
Acariciando aún la idea de acceder al sacerdocio, parte hacia la abadía de Solesmes, decidido a pasar allí el resto de sus días. La abadía poseía una biblioteca con cerca de 20.000 volúmenes, de cuyo conocimiento bebió abundantemente. Estudió la doctrina de los antiguos gnósticos, la de los Padres de la Iglesia primitiva, los libros de Cassien y de otros ascetas, los escritos piadosos de los místicos, y especialmente los libros de Mme Guyon. Durante su estancia en Solesmes, publica su primera obra: el Rosier de Mai (1839). Debido a un desacuerdo con el abad de Solesmes, A. Constant abandona finalmente la abadía al cabo de un año, sin blanca.

Al interceder ante el obispo de París, Monseñor Affre, termina por conseguir un puesto miserable de inspector en el colegio de Juilly. Sus superiores lo maltratan, y en su malestar compone, con gran escándalo del clero y de los biempensantes, la Biblia de la libertad (1841). La obra apareció el 13 de febrero y fue secuestrada en Versalles una hora después de su puesta en venta. A pesar de todo, se pudo salvar un gran número de ejemplares, y el abad Constant fue detenido a principios del mes de abril. El juicio tuvo lugar el 11 de mayo de 1841, y el abad fue condenado a 8 meses de prisión y 300 francos de multa. En la prisión de Sainte-Pélagie, donde pasó 11 meses (probablemente no tenía con qué pagar la multa...) se reencontró con su amigo Esquiros y con el abad de Lamennais. Se emplearon todos los medios para hacerle morir de pena y miseria. Se interceptaban sus cartas para desvirtuar su sentido, se le acusó de ser un vendido a la policía, y por otro lado debía soportar la aversión de otros detenidos. Buscó consuelo en la lectura, leyendo por vez primera los escritos de Swedenborg. Pero sus amigos del exterior no lo habían olvidado. Una tal Mme Legrand, amiga de Flora Tristán y muy rica, intentaba aliviar un poco su vida de prisionero haciéndole llevar una comida más variada.

Al salir de la prisión en abril de 1842, obtuvo un encargo de pinturas murales para la iglesia de Choisy gracias al limosnero de Sainte-Pélagie. En 1843, mientras vivía en el presbiterio de Choisy, empezó a escribir la Mère de Dieu. Su conducta era tan ejemplar que Monseñor Affre decidió recomendarlo a Monseñor Olivier, obispo de Evreux. El obispo estaba dispuesto a acoger al abad a condición de que cambiara su nombre por el de su madre, para así evitar todo escándalo relacionado con el asunto de la Biblia de la libertad.

Es entonces el abad Beaucourt que parte hacia Evreux en febrero de 1843. Sus sermones cosechan un gran éxito pero suscitan muchos celos entre los sacerdotes de la diócesis. En junio el periódico L'Univers publica la muerte del abad Constant, información desmentida rápidamente por Le Populaire; después, el 22 de julio de 1843 aparece en L'Écho de la Normandie un artículo titulado Le Nouveau Lazare, donde se desvela toda la historia del abad Beaucourt: su identidad, su juicio y condena. Obligado a dejar el seminario, el obispo de Evreux no lo olvida, procurando por su subsistencia e incluso intenta ayudarlo con un encargo de una pintura mural para un convento. Desgraciadamente, Monseñor Olivier estaba muy afligido por la publicación de La Mère de Dieu (1844), y a finales de febrero de 1844 el abad vuelve a París dejando su pintura inacabada.

Volvió a ver a su amiga Flora Tristán, que moriría poco tiempo después en Lyon. Dudó mucho tiempo antes de publicar el manuscrito integral de Flora Tristán, pensando que se lo tendría a él como responsable, y abandonó finalmente el proyecto editando solamente el primer manuscrito bajo el título L'Émancipation de la femme ou le Testament de la paria. En otoño de 1844, Mme Legrand le pidió venir a Guitrancourt para completar la educación de sus hijos. Permaneció allí un año, volviendo después a París y publicando su manifiesto pacífico, inspirado por Silvio Pellico, La Fête-Dieu ou le Triomphe de la paix religieuse (1845).

Las ideas utópicas y humanitarias del tiempo le absorbieron totalmente. Especialmente dos movimientos suscitaron en él profundas y largas meditaciones: el Saint-Simonismo y el Fourierismo.

« La escuela Saint-Simoniana, a pesar de sus estimables cualidades, me ha inspirado siempre una viva repulsión. Tienen todo de la verdadera religión, excepto el espíritu de piedad; su mujer libre me horroriza y no pueden comprender la caridad puesto que no reconocen el amor. Son fríos como el industrialismo, cortantes, déspotas y calculadores. Me enfado cuando los veo tocar tan cerca nuestras grandes verdades que su sequía de corazón compromete y profana. Enfantin tiene ciertamenta puntos de vista remarcables pero está lleno de egoísmo y de fatuidad. » (Correspondencia con el barón Spedalieri)
« Fourier ha vuelto al sistema de Swedenborg, para crear sobre la Tierra el paraíso de las atracciones proporcionales a los destinos. Por atracciones entendía las pasiones sensuales a las que prometía un expansión integral y absoluta. Dios, que es la razón suprema, marcó con un sello terrible estas doctrinas reprobables: los discípulos de Fourier empezaron por el absurdo, y acabarán por la locura. » (Histoire de la magie, p. 470)
En 1845, en Le Livre des larmes, desarrolló por vez primera nociones esotéricas. Durante este periodo compuso también canciones e ilustró dos obras de Alejandro Dumas: Louis XIV et son siècle y El Conde de Monte-Cristo. Adèle Allenbach, que se había convertido en actriz, le visitaba a menudo. Siempre conservó la misma admiración por su pequeño padre, a tal punto que a su muerte acompañó el ataúd hasta su última morada.

Constant vivió algún tiempo en Chantilly, fijando luego su residencia en el número 10 de la rue Saint-Lazare de París. Se hizo amigo de Charles Fauvety y ambos fundaron en 1845 la revista mensual La Vérité sur toutes choses, que sólo se editó durante 4 meses.

Desde su vuelta de Évreux, viajaba frecuentemente a Choisy-le-Roy donde había reencontrado en 1843 a la señorita Eugénie Chenevier, suplente en la Institution Chandeau. Entre las internas de la institución estaba la joven Marie-Noémi Cadiot, que se había hecho amiga de Eugénie. Cuando ambas jóvenes salían los domingos, Constant solía acompañarlas, y los tres disfrutaban de buenos momentos.

Eugénie Chenevier aceptó ser su mujer delante de Dios. Confiada en el porvenir, ya se había entregado a él y esperaba un niño. Este hijo, Xavier Henri Alphonse Chenevier, que nació el 29 de septiembre de 1846, y vivió hasta 1916, tuvo un hijo, Pierre (por la línea de Eugénie, la descendencia de Eliphas Lévi representa en la actualidad más de 40 personas, en la sexta generación).

Pero Marie-Noémi Cadiot cayó enamorada... Después de haber mantenido una apasionada correspondencia con A. Constant, un buen día se escapó de casa de sus padres para ir a refugiarse en la buhardilla de él. Su padre exigió entonces el matrimonio, bajo la amenaza de una acusación de corrupción de menores, ya que la joven muchacha tenía entonces 18 años. Constant tuvo que resignarse.

La ceremonia civil tuvo lugar el 13 de julio de 1846 en el ayuntamiento del distrito X. La familia Cadiot no quiso dar la dote a Noémi, y los dos esposos estaban tan privados de recursos que cocinaron su comida en el Pont Neuf con patatas fritas compradas con algunas pocas monedas.

Desde el escándalo de la Biblia de la libertad (1841), se impedía a A. Constant expresar su pensamiento rechazando la inserción de sus artículos en los periódicos. Presionado por Noémi, se introdujo en el mundo de la política. Colaboró en particular en La Démocratie pacifique, y escribió un virulento panfleto, La Voix de la famine. El 3 de febrero de 1847 se le condena a un año de prisión y 1000 francos de multa. Su mujer pide gracia para ella y para el niño que lleva ante los ministerios y obtiene finalmente su liberación al cabo de 6 meses. Mme Constant pare en septiembre de 1847 a una hija, Marie. La pequeña Marie murió en 1854 a la edad de 7 años, para desesperación de A.Constant, que la adoraba.

La revolución de febrero de 1848 le dio mayor libertad y empezó a dirigir una revista de izquierdas, le Tribun du peuple, que sólo tuvo cuatro números, del 16 al 30 de marzo de 1848. Fundó a continuación con sus amigos Esquiros y Le Gallois un club político, el Club de la montagne, integrado principalmente por trabajadores. Llegaron las jornadas de junio, insurrección de las clases trabajadoras incitada por reacción para derrocar la República naciente. El 23 de junio de 1848 estuvo a punto de ser fatal para A. Constant: se fusiló, creyéndole implicado, a un comerciante de vino que se le parecía en el cruce entre la rue Saint-Martin y la rue d'Arcis. El día 24, Monseñor Affre, queriendo apaciguar a los insurrectos, recibió una bala y murió tres días más tarde. A. Constant deseaba representar al pueblo en la Asamblea Nacional, pero su tentativa fracasó. En cambio, su amigo Esquiros fue elegido el 13 de mayo de 1849, y los dos hombres ya no se frecuentaron más. Le Testament de la liberté (1848), que resume sus ideas políticas, será su última obra del género. En esta época, la señora Constant, que ya había publicado en la revista de su marido y frecuentaba el Club des femmes de Mme Niboyet, se lanzó a la sociedad parisina. Escribió varios seriales literarios en Le Tintamarre y Le Moniteur du soir, bajo el seudónimo de Claude Vignon (sacado de una novela de Balzac). Fue un periodo de relativo desahogo para la pareja. Noémi tomó lecciones del célebre escultor Pradier, y gracias a esta influyenye relación A. Constant obtuvo del Ministerio del Interior dos encargos de cuadros.

Paralelamente, leía la Kabbala Denudata de Knorr de Rosenroth, y estudiaba los escritos de Jakob Böhme, Louis Claude de Saint-Martin, Emanuel Swedenborg, Antoine Fabre d'Olivet, Chaho y Goeres.

A finales de 1850 se encuentra con el abad Migne, fundador y director de la librería eclesiástica de Montrouge, que le encarga para su colección un Dictionnaire de la littérature chrétienne. Publicado en 1851, la obra sorprende por la profunda ciencia que encierra. Sobre esta época A. Constant conoció al sabio polaco Hoëné-Wronski, cuya obra le impresionó firmemente y le orientó hacia el pensamiento matemático y el mesianismo napoleónico. Inició entonces la redacción del Dogme et rituel de la haute magie. Adoptó el seudónimo de Eliphas Lévi, o Eliphas Lévi Zahed (traducción en hebreo de Alphonse-Louis Constant).

« La fe no es más que una superstición y una locura si no tiene como base a la razón, y no se puede suponer lo que se ignora más que por analogía con lo que se sabe. Definir lo que no se sabe es una ignorancia presuntuosa; afirmar positivamente lo que se ignora es mentir. » (Dogme et rituel de la haute magie, p. 360).
La sra. Constant, que tenía una aventura con el marqués de Montferrier (cuñado de Wronski) desde hacía algún tiempo, se fugó un día para nunca más volver. Profundamente herido, se enfrascó en el trabajo para intentar evadirse de la pena.

En la primavera de 1854 viajó a Londres, donde conoció al Dr. Ashburner y a Sir Edward Bulwer-Lytton, célebre autor de novelas fantásticas (Zanoni, le Maître Rose-Croix es su obra más conocida), que se convirtió en su amigo y lo introdujo en los círculos rosacruces. Alentado por una amiga de éste iniciada de alto grado, intenta una serie de invocaciones. En el transcurso de las mismas, el fantasma de Apolonio de Tiana se le aparece indicándole el lugar de Londres donde podrá encontrar su Nyctemeron (véase el relato de la estancia en Dogme et rituel de la haute magie, páginas 132 a 135). Con todo Eliphas Lévi sigue siendo contrario a las experiencias de magia. Cuando más tarde tuvo algunos discípulos, les hizo prometer que no intentaran jamás la más mínima experiencia y que no se ocuparan más de la parte especulativa de la filosofía oculta.

Eugénie Chenevier estaba en Londres desde hacía algunos años, tratando penosamente de sacar adelante a su hijo. A.Constant le escribió para pedirle perdón y lo obtuvo. Durante este tiempo en París, su amigo Adolphe Desbarolles tomó con la ex-señora Constant los acuerdos necesarios y se ocupó de los asuntos personales del Maestro.

De vuelta a Francia en agosto de 1854, Eliphas se instala temporalmente en el taller de pintura de su amigo Desbarolles, y luego habita en una modesta habitación de estudiante en el primer piso del número 120 del boulevard du Montparnasse, donde acaba Dogme et rituel de la haute magie, que se publica de 1854 a 1856. Entonces comienza el éxito, pero no la fortuna.

En 1855, funda con Fauvety y Lemonnier la Revue philosophique et religieuse que aparecería durante tres años y donde escribiría numerosos artículos sobre la Cábala. Dejando un poco de lado la filosofía oculta, reanudó el tema de la composición de canciones. Una de ellas, en que compara a Napoleón III con Calígula le valió una vez más la cárcel. Pero pocos días después de su encarcelamiento escribió otra canción donde explicaba satíricamente que los jueces cometieron un error, que él nunca había comparado a Calígula con nadie, y la hizo entregar al emperador para que le perdonara. De abril a junio de 1856 publicó diversas canciones en le Mousquetaire de Alejandro Dumas gracias a Desbarolles.

El 3 de enero de 1857 un sangriento acontecimiento sume a París en el estupor. El arzobispo de París, Monseñor Sibour, es asesinado por un sacerdote excomulgado, Louis Verger, mientras inauguraba la novena de Sainte-Geneviève en Saint-Étienne-du-Mont. Las dos noches anteriores, Eliphas tuvo un sueño premonitorio que acababa con las palabras « ¡ve a ver a tu padre que está a punto de morir! ». No comprendió inmediatamente el sentido del sueño, ya que su padre había muerto hacía mucho tiempo. El 3 de enero, hacia las cuatro de la tarde, Eliphas se encontraba entre los peregrinos que asistían al oficio durante el cual el arzobispo sería asesinado. Pero sólo leyendo más tarde la descripción del asesino en los periódicos se acordó de un sacerdote de tez pálida que se había entrevistado un año antes con Desbarolles en casa de Mme A. y que buscaba el grimorio de Honorius. Este episodio está relatado con todo detalle en La Clef des grands mystères (1861), páginas 139 a 151.

Después de tres años pasados en el boulevard du Montparnasse, hacia junio de 1857 alquiló el número 19 de la avenue du Maine. En esta habitación soleada, que decoró aprovechando su talento artístico, viviría los siete mejores años de su vida.

En 1859, la publicación de la Histoire de la magie le reportó 1000 francos, una respetable suma para la época, y le consagró atrayendo a la mayoría de los esoteristas franceses (en particular, Henri Delaage, Luc Desages, Paul Auguez, Jean-Marie Ragon, Henri Favre, y el Dr. Fernand Rozier, que más adelante estaría próximo a Papus). Conoció también al cartomante Edmond y al magnetizador Cahagnet.

A instancias de sus amigos Fauvety y Caubet, se hizo masón. Iniciado el 14 de marzo de 1861 en la logia Rosa del perfecto silencio, de la que Caubet era el Venerable, declara en su discurso de recepción:

« Vengo a aportar en medio de vosotros las tradiciones perdidas, el conocimiento exacto de vuestras señales y emblemas, y por lo tanto, mostraros el motivo por el cual vuestra asociación fue constituida... » (CAUBET, Souvenirs, París, 1893).
La ceremonia tuvo lugar en presencia de multitud de Hermanos a quienes intentó explicar que el simbolismo masónico fue extraído de la Cábala. Pero fue en vano, no le creyeron. Mientras tanto, Eugénie Chenevier y su hijo habían vuelto a París, y Eliphas le hizo saber que quería ocuparse del niño. La madre cedió a su deseo, pero en 1867 surgió una querella por motivos económicos y ya no volvería a ver más ni a la madre ni al niño hasta su muerte. En 1861 publica La Clef des grands mystères, último episodio de la trilogía empezada con Histoire de la magie y Dogme et rituel de la haute magie.

El Maestro trabaja mucho, iniciando en las ciencias ocultas a eruditos pertenecientes a la más rancia aristocracia, e incluso al obispo de Evreux, Monseñor Devoucoux, a quien da lecciones de Cábala. Gracias al dinero percibido como remuneración por sus lecciones, vive con una relativa comodidad material, enriqueciendo sin cesar su biblioteca. Con el conde Alexandre Branicki, hermetista, consigue algunas experiencias convincentes de la Gran Obra en un laboratorio instalado en el castillo de Beauregard, en Villeneuve-Saint-Georges. Este castillo pertenecía a la viuda de Honoré de Balzac y Eliphas pronto hizo amistad con el yerno de la viuda Balzac, el conde Georges Mniszech. El castillo, saqueado por los prusianos en 1870, es el actual ayuntamiento de Villeneuve-Saint-Georges.

En mayo de 1861, vuelve a Londres, acompañado del conde Alexandre Branicki, a pasar algunos meses junto a Bulwer-Lytton, nombrado cabeza de la Rosicrucian Society of England ese mismo año. Durante esta segunda estancia, Eliphas Lévi visita varias veces a Eugène Vintras, quien un par de años antes le había enviado a dos de sus discípulos para invitarlo. Le considera no como un profeta, sino como un médium singular, un interesante sujeto de estudio, y le compra incluso su libro L'Évangile éternel.

En julio de 1861, el barón italiano N-J Spedalieri compró en una librería de Marsella el Dogme et rituel de la haute magie y decidió contactar con el autor. Se siguió una correspondencia de más de 1000 cartas que duró desde el 24 de octubre de 1861 hasta el 14 de febrero de 1874. Es un curso de Cábala único, preciso, repleto de figuras explicativas y de anécdotas. Spedalieri fue uno de los más importantes mecenas del profesor de Ciencias Ocultas.

De vuelta a París, Eliphas Lévi publica Le Sorcier de Meudon, dedicado a la viuda de Balzac. A partir de su vuelta de Londres, asiste regularmente a las reuniones masónicas de la logia Rosa del perfecto silencio. El 21 de agosto de 1861, le es conferido el grado de Maestro. Tras un largo discurso sobre los Mystères de l'initiation que pronunció el mes siguiente, un Hermano, el profesor Ganeval, queriendo presentar algunas observaciones sobre lo que se había dicho, se enfrentó con las protestas de Eliphas, que se retiró y no apareció ya más por la logia. Las tentativas de Caubet del día siguiente para hacerle cambiar su decisión fueron infructuosas. La logia Rosa del perfecto silencio se sumió en el sueño en 1885, pero quizá no es necesario buscar, como Oswald Wirth, una relación de causa y efecto.

« He dejado de ser Francmasón porque los francmasones, excomulgados por el Papa, ya no creían en tener que tolerar el catolicismo. » (le Livre des sages)
El 29 de agosto de 1862 aparece Fables et symboles, obra en la cual Eliphas Lévi analiza los símbolos pitagóricos, de los Evangelios apócrifos, del Talmud, etc. A menudo frecuenta de ncógnito las reuniones espiritistas para documentarse. Pierre Christian, autor de la extraña novela L'Homme rouge des Tuileries, fue vecino y amigo de Eliphas y aprovechó sus conversaciones y sus lecciones benévolas. En 1863 muere Louis Lucas, químico iniciado en los secretos de Hermes, discípulo de Wronski y amigo de Eliphas. Sus escritos contienen la primera síntesis científica que combina Ciencia Oculta y Ciencias Experimentales. Fue el inventor de un aparato capaz de medir el equilibrio del magnetismo vital, que bautizó con el nombre de biómetro. Este aparato se aplicó después a un uso bien curioso: ¡un aparato muy similar forma en efecto parte de la panoplia de los cienciólogos!

El 15 de mayo de 1864, Eliphas se muda a un piso de tres habitaciones en el segundo piso del número 155 de la rue de Sèvres, su última residencia. En 1865 aparece la Science des esprits, recopilación de ensayos que tratan nuevamente del simbolismo de los Evangelios apócrifos, del Talmud, etc (absolutamente nada que ver con el espiritismo). En verano de 1865, el editor Larousse le pide escribir algunos artículos de Cábala para su Grand Dictionnaire. Al mismo tiempo trabaja en una magnífica obra, aunque de un valor histórico discutible, el Livre des splendeurs, que trata principalmente de la Cábala del Zohar y que no se publicará hasta después de su muerte. En esta época comienza a sufrir frecuentes dolores neurálgicos en la cabeza, que le provocan mucho sufrimiento. Durante el sitio de París en 1870, su vida fue más penosa ya que las comunicaciones con la provincia estaban cortadas, y no podía recibir más subsidios de parte de sus alumnos. La dureza de su servicio como Guarda Nacional revela una enfermedad de corazón. Una vez acabada la Comuna, el Maestro, completamente privado de recursos una vez más, encuentra en casa de una de sus alumnas, Mme Mary Gebhard, que vivía en Elberfeld (Alemania), una larga y cálida hospitalidad. Los acontecimientos le inspiran algunas reflexiones que reúne bajo el título les Portes de l'avenir.

A su vuelta de Alemania, se entera de la muerte de la baronesa Spedalieri. La muerte de su mujer afecta tan fuertemente al barón que cree haberse vuelto materialista y ateo y acaba por alejarse del Maestro. En diciembre de 1871, Eliphas Lévi termina otro manuscrito: el Grimoire franco-latomorum, dedicado a la explicación de los ritos de la Francmasonería. En otoño de 1872, su ex-mujer, escritora y escultora desde ese momento reconocida, se casa con el diputado de Marsella Maurice Rouvier, que llegaría a ser ministro de comercio. Su salud sigue deteriorándose. Debido a una enfermedad de corazón es propenso a desvanecimientos durante los cuales dice tener visiones extáticas. Durante 1873 acaba el manuscrito del Évangile de la science.

En noviembre de 1873, Judith Mendès, hija de Théophile Gautier, necesitaba información sobre la Cábala caldea para una de sus novelas orientales. La fama la había conducido directamente hacia Eliphas Lévi, quien invitado un día en casa del padre de ella, predijo a la muchacha sus éxitos de joven mujer leyéndole la mano. Su marido Catulle Mendès presentó Eliphas al escritor Victor Hugo, que al parecer conocía las obras del Cabalista y las apreciaba mucho.

El año 1874 fue muy doloroso: una bronquitis bastante grave, sofocamientos, y una fiebre persistente casi no le daban reposo. Sus piernas se hincharon poco a poco y una especie de elefantiasis se declaró pronto. En enero de 1875, el Maestro acaba su último manuscrito: Le Catéchisme de la paix. El 31 de mayo de 1875, se extingue su vida en el número 155 de la rue de Sèvres, a la edad de 65 años. Fue enterrado en el cementerio de Ivry, y una simple cruz de madera marcaba la ubicación de su tumba. En 1881, su cuerpo fue exhumado y sus restos trasladados a la fosa común.


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Agradecimientos al sr. Paul Chenevier, descendiente directo de Eliphas Lévi, por su valiosa información complementaria:

Alphonse Chenevier (nombre completo Xavier Henri Alphonse Chenevier), hijo de Eugénie, no fue reconocido por su padre natural, y fue por tanto registrado como « hijo de padre desconocido ». Fue educado principalmente por su tío (Pierre Lemaître, marido de la hermana de Eugénie), ya que su madre, para poder atender a sus necesidades y a las de su hijo, emigró a Inglaterra para emplearse como gobernanta y profesora de francés; en 1860, estuvo un año con su padre natural, que estaba separado de su mujer (Noémi Cadiot) desde hacía 7 años (un año antes de la muerte de su hija Marie, hecho que afectó a la salud mental de Noémi). La pelea definitiva que se produjo en 1861 entre Alphonse Constant y Eugénie Chenevier (por una sórdida historia de dinero) le separó de su padre, a quien no volvió a ver hasta que se encontró en su lecho de muerte. En 1865, Mme Constant consiguió delante de un tribunal civil una sentencia de nulidad matrimonial, basán dose en que el estado religioso de Alphonse Constant no permitía el matrimonio (ley orgánica del Concordato de Germinal del año X). De hecho no existe certificado de matrimonio. Convertido en mecánico cerrajero (reparador de cajas fuertes en Fichet), Alphonse Chenevier se casó en 1868 con Marie Octavie Lefèvre, florista, y tuvo una hija en 1869, Marguerite (que murió en 1901). El 6 de noviembre de 1888, 19 años después de Marguerite, nació en París su hijo, Pierre Chenevier, en el distrito 15 (Cité Talma, convertida hoy en la rue Dalou). Pierre fue probablemente para sus padres un regalo tardío de la Providencia, porque sin él, Eliphas Lévi no habría tenido descendencia directa (o conocida).

Pierre Chenevier fue un alumno estudioso y brillante. Pasó los exámenes (Université Polytechnique, Normale), y escogió la Escuela Normal de Matemáticas. Se convirtió en profesor y tuvo una carrera brillante, enseñó matemáticas especiales a Luis el Grande bastante joven, y sus libros de matemáticas, que tuvieron un éxito considerable en las librerías escolares en los años 30 del s.XX, eran tenidos como valores seguros hasta el inicio de los años 50. Llegó a ser inspector general y se jubiló anticipadamente por haber ocupado un cargo técnico en el ministerio de la Educación Nacional bajo el régimen de Vichy. Murió el 8 de noviembre de 1977.

Pierre Chenevier tuvo 4 hijos: Jean, Hélène, Henri y Claudette. Jean, nacido el 30 de abril de 1918, fue un excelente escolar, siendo el primero de su promoción en la Escuela Politécnicaen 1939, y realizó una carrera destacada en la industria petrolífera entre 1947 y 1978, participando activamente en actividades extraprofesionales (y altruistas) dirigidas hacia la formación y la prospección (fundó entre otros el Instituto de la Empresa con François Dalle, y presidió el CRC – Centre de Recherche des Chefs d’ Entreprises – durante más de 20 años). Casado en 1941 con Andrée Dontot, la más joven catedrática de matemáticas de su tiempo, tuvo nueve hijos (todos vivos). Jean murió el 20 de julio de 1998, a los 80 años, en la confianza de una intensa fe cristiana, puesta a prueba por la enfermedad (Parkinson).

Jean era mi padre (yo soy el tercero de sus nueve hijos), y el retrato de Eliphas Lévi, pintado por Ch. Revel en 1874, se encuentra todavía en casa de nuestra madre en Versalles. Por la línea de Eugénie, la descendencia de Eliphas Lévi está representada hoy día por más de 40 personas, en la sexta generación.

[editar] Obras
[editar] Obras de Alphonse Louis Constant
1832: Nemrod (publicado en el Dictionnaire de littérature chrétienne)
1839: Le Rosier de mai o La Guirlande de Marie
1841: La Bible de la liberté
1841: L'Assomption de la femme o Le Livre de l'amour
1841: Doctrines religieuses et sociales
1844: La Mère de Dieu, épopée religieuse et humanitaire
1845: La Fête-Dieu o Le Triomphe de la paix religieuse
1845: Paix! Paix! Réprimande adressée par un abbé et un théologien à Timon qui n'est ni l'un ni l'autre
1845: Le Livre des larmes o Le Christ consolateur, Essai de conciliation entre l'Église catholique et la philosophie moderne
1845: Les Trois Harmonies
1846: La Dernière Incarnation
1846: La Voix de la famine
1847: Le Deuil de la Pologne. Protestation de la Démocratie française et du Socialisme universel
1847: Rabelais à la Basmette
1847: Les Trois Malfaiteurs
1847: Le Sorcier de la Devinière
1848: La Marseillaise du peuple (canción)
1848: Le Règne du peuple (canción)
1848: Le Testament de la liberté
1851: Dictionnaire de la littérature chrétienne
[editar] Obras firmadas bajo el seudónimo de Eliphas Lévi
1854 : Dogme et rituel de la haute magie
Dogma y Ritual de la alta magia, Ed. Kier, Argentina, ISBN 950-17-0903-5
1859 : Histoire de la magie
Historia de la magia, ed. Humanitas, ISBN 84-7910-318-3
1859 : La Clef des grands mystères suivant Hénoch, Abraham, Hermès Trismégiste et Salomon
La clave de los misterios, ed. Humanitas, 2000, ISBN 84-7910-310-8
1861 : Le Sorcier de Meudon
1862 : Fables et symboles avec leur explication
Fábulas y símbolos, ed. Humanitas, ISBN 84-7910-378-7
1863 : Appel de la Pologne à la France par un Polonais
1865 : La Science des esprits
La ciencia de los espíritus, Edicomunicación, Barcelona, 2002
[editar] Obras póstumas
En esta sección, la fecha indicada es la fecha de redacción y no la de publicación.

1854: la Clavicule universelle des clavicules de Salomon ou le Grimoire des Grimoires
Las clavículas de Salomón, ed. Edaf, 1992
1856: Carnet de notes d'Eliphas Lévi
1860: la Clavicule prophétique des sept esprits de Jean Trithème
1861: les Mystères de la Kabbale ou l'Harmonie occulte des deux testaments
Los misterios de la Kabbala, ed. Humanitas, ISBN 84-7910-028-1
1861: Cours de philosophie occulte. Lettres au baron Spedalieri
çCurso de filosofía oculta: Cartas al barón de Spedalieri, ed. Mascarón, 1981
1868 - 1869: le Grand Arcane ou l'Occultisme dévoilé
(El Gran Arcano del Ocultismo revelado, ed:kier, Argentina, ISBN 950-17-0074-7)
1869 - 1870: le Livre des splendeurs
1869 - 1870: le Livre des sages
El libro de los sabios, ed. Humanitas, ISBN 84-7910-031-1
1870: les Éléments de la Kabbale
1871: les Portes de l'avenir ou les Dernières Paroles d'un voyant
1871: le Grimoire franco-latomorum
1872 - 1874: le Voile du temple déchiré
1873: L'Évangile de la science
1873: La Religion de la science
1873: Les Paradoxes de la haute science
1874: La Sagesse des Anciens
1874: Le Livre d'Abraham le Juif retrouvé
1875: Le Catéchisme de la paix seguido de Quatrains de la Bible y de La Bible de la liberté
Fecha desconocida: Le Livre d'Hermès restitué et expliqué par Eliphas Lévi et commenté par Eliphas Ben Zahed, avec quarante-sept figures in texte et un álbum cartonné contenant les soixante-dix-huit lames du Tarot
Fecha desconocida: L'Annexe de Salomon